viernes, 15 de mayo de 2009

Los yrr


-Pero los seres humanos dominan el planeta -Insistió Buchanan-. Le guste o no.
-¿Seguro? En este momento lo dominan los yrr. Baje de una vez a la realidad. Ya no somos un pequeño grupo de la clase de los mamíferos que la evolución considera uno de sus éxitos, ni mucho menos. Los mamíferos más exitosos son los murciélagos, las ratas y los antílopes. No representamos el último eslabón, la cima de la historia de la Tierra; somos un eslabón cualquiera. En la naturaleza no existe una tendencia a las épocas cumbre, solo existe la selección. Puede que en ciertas épocas se dé una mayor complejidad física e intelectual en una especie del planeta, pero, observado en conjunto, eso no es una tendencia, y mucho menos un progreso. En general, la vida no tiende al progreso. Añade al espacio ecológico elementos complejos pero a la vez conserva por ejemplo la forma simple de las bacterias desde hace tres mil millones de años. La vida no tiene ningún motivo para querer mejorar algo.
-¿Como compatibiliza lo que está diciendo con el plan de Dios? -le preguntó Buchaman casi amenazándola.
-Si existe Dios y es un dios inteligente, organizó el mundo tal como lo he descrito. Por tanto, no somos su obra maestra sino una variante que sólo sobrevivirá si asume que es solo una de las innumerables posibilidades.
-¿Ya también quiere poner en duda que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza?
-¿Es usted tan obtuso que ni siquiera considera la posibilidad de que haya creado a los yrr a su imagen y semejanza? -. Esta discusión no tiene sentido, querido amigo. Son los individuos sumamente especializados como el ser humano los que se extinguen por los cambios extremos, porque no son capaces de adaptarse. Un koala es complejo solo puede comer hojas de eucalipto. ¿Qué hace si el eucalipto se extingue? Él también muere. La mayoría de los unicelulares, en cambio, soportan glaciaciones y erupciones volcánicas, y también el exceso de oxigeno o de metano; además pueden subsistir durante milenios en estado de letargo y volver a despertar a la vida. Las bacterias viven en piedras a kilómetros de profundidad, cerca de fuentes hirvientes, en los glaciares... Nosotros no podríamos subsistir sin ellas, pero ellas podrían subsistir muy bien sin nosotros. Incluso hoy día el oxigeno del aire es un producto de las bacterias. Gracias a la actividad de los microorganismos podemos volver a utilizar los elementos que determinan nuestra vida: el oxigeno, el nitrógeno, el fosfora, el azufre, el carbono. Las bacterias, los hongos, los unicelulares, los pequeños carroñeros, los insectos y los gusanos metabolizan las plantas y los animales muertos y vuelven a transferir sus componentes químicos al sistema integral de la vida. Y en el océano sucede lo mismo que en la tierra. En los mares, los microorganismos son la forma de vida dominante.
-No puede comparar a un ser humano con un microbio -gruñó Buchanan-. El ser humano tiene otra importancia. Si no comprende eso, ¿para que esta en nuestro equipo?
-¡Para hacer lo correcto!
-Sus propias palabras traicionan la causa de la humanidad.
-No, es el ser humano el que traiciona la causa del mundo, estableciendo una gran desproporción entre las formas de vida y su importancia. Es la única especie que lo hace. Nosotros evaluamos: hay animales malos, animales importantes, animales útiles- Juzgamos la naturaleza según lo que vemos, pero lo que vemos es un fragmento ínfimo al que le atribuimos una importancia excesiva. Nuestra percepción está orientada a los animales grandes y vemos vertebrados por todas partes. El caso es que el número total de
especies de vertebrados descritas científicamente asciende a casi cuarenta y tres mil, entre las cuales hay más de seis mil especies de reptiles, cerca de diez mil especies de aves y aproximadamente cuatro mil especies de mamíferos. En cambio, hasta ahora se han descrito casi un millón de invertebrados; entre ellos hay doscientas noventa mil especies de coleópteros, lo que supera en siete veces a todas las especies de vertebrados..
-No somos un logro de la evolución -Dijo Crowe-. Si quiere ver logros, observe a los tiburones. Existen desde el Devónico, desde hace cuatrocientos millones de años, y no han cambiado su forma. Son cien veces más viejos que cualquier ancestro del ser humano, y hay trescientas cincuenta especies. Pero es posible que los yrr sean todavía más viejos. Si son unicelulares y si encontraron un truco para pensar colectivamente, están muchísimo más adelantados que nosotros. Nunca los alcanzaremos. Como mucho podemos matarlos. ¿Pero quiere arriesgarse a eso? ¿Sabemos qué importancia tienen esos seres para nuestra existencia? Quizá con este enemigo lleguemos a vivir tan poco como sin él.


El Quinto Día (Franks Schützing)

miércoles, 13 de mayo de 2009

Masturbación activa y libre


Tócate, frótate, acaríciate, restriégate, pálpate, contráete, estimúlate. Experimenta, siéntete bien contigo mismx. Masturbarse no es una práctica amoral ni vergonzosa, es la máxima liberación corporal. Debemos eliminar los tabúes sexuales y acabar con el sentimiento de culpabilidad y abstinencia. Tu cuerpo es tuyo y solo tú puedes decidir lo que quieres sentir con el.



viernes, 8 de mayo de 2009

Pareja

El poder se reproduce en nuestros gestos más íntimos, no podemos destruir el poder sin construirnos en el mismo proceso como seres libres que se expanden unos sobre otros.
Aquí topamos de frente con ideas que vertebran nuestras relaciones; el amor, el sexo, la libertad, la pareja... Más que ideas, idealizaciones sobres las que el sistema publicitario del poder pone todo su empeño en manipular, promover y transferir universalmente a los cerebros de los consumidores. Toda su batería publicitaria no es un simple juego inocente. ¿Por qué ese empeño en la pareja por encima de adaptaciones modernizantes como las parejas de hecho o las parejas homosexuales? Porque la pareja es fundamentalmente una institución político-económica y policial. Se sustenta en un proyecto económico para toda la vida. Desde que se institucionaliza como tal se empieza a ejercitar la mentalidad policial que caracteriza al compañero, adoptando el papel riesgo, esencia vital, son reducidos a la nada. Podríamos pensar que solo se trata de una castración de nuestra sexualidad, de la pasión encerrada en una sola cama. Pero su castración va más allá. Se trata del poder conviviendo en la intimidad de las relaciones, despersonalizando, uniformando, interiorizando la necesidad compulsiva de consumir amor, institucionalizando la esclavitud. De seres deseantes a seres posesivos. La monopolización del cariño, las atenciones y las bromas de la otra persona la convierten en nuestra pareja. Lo puedes llamar de mil nuevas maneras y darle mil colores, pero la pareja está allí donde dos se convierten en uno y dejan de ser personas para esclavizarse mutuamente. La fidelidad a ese contrato es un crimen contra la humanidad. La pareja es la cárcel de los deseos de solidaridad, y apoyo mutuo, de las aspiraciones de cambiar el mundo, es el modelo de familia elegido durante siglos de patriarcado.
La destrucción del poder implica la destrucción de todas las instituciones creadas por él, incluida la pareja. Es necesario revolucionar nuestra forma de pensar y actuar, pero también de sentir. No basta con reivindicar el amor libre, no se trata de creer o no en la fidelidad. Atacar la institución de la pareja es un rotundo acto de apología de la vida, de afirmación del propio individuo como ser libre, como ser deseantes, de ser tu mismo y hacerlo por ti mismo. Por una cultura DIY (Do It Yourself) libre de relaciones de poder.

LIBRO Hazlo Tú Mismo.
Recupera tu vida.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Crítica al conformismo urbano

Quizás esta no sea la mejor manera de vivir y de interactuar con el mundo. Probablemente la comodidad y la pereza dan lugar a la contradicción y al pasotismo de las ideas de cambio que están presentes en cada uno de nosotros. Quizás…

Sumidos en la masa de vez en cuando alzamos la voz. Expresamos nuestras decepciones y el malestar que experimentamos. Más no hacemos otra cosa que intercambiar puntos de vista y en algunos casos hasta pegar gritos en una manifestación. Montar alguna que otra barricada y quemar contenedores. Pero esto no nos lleva a nada pues de nuevo llegaremos a nuestras casas: gastaremos electricidad, nos pegaremos un buen baño y volveremos a encender la tele y el ordenador. Seguiremos nuestra vida como una pieza más del engranaje del mecanismo que compone esta sociedad tan bien montada. Continuaremos dejándonos mangonear por los gobernadores porque al fin y al cabo es más fácil seguir a la masa y además no podemos renegar del bienestar que se nos ofrece aunque lo neguemos con todas nuestras fuerzas. Porque estamos tan viciados y tan engañados en las zonas urbanas que no nos damos cuenta de que la vida es algo más que obtener dinero para consumir, y así estar ociosos, en las ciudades.

La gran paradoja es que a pesar de que somos conscientes de esta alienación no hacemos nada por intentar mejorar nuestras vidas. Volvemos sin embargo a la monotonía y a la no-vida que tanto desechamos y de la que, aparentemente, tan asqueados estamos.

Esta es la crítica que me hago, que nos hago, a todos aquellos que intentamos que el cambio utópico se produzca a través de las ciudades. Cuando realmente la alternativa al cambio no se encuentra aquí detrás de un ordenador, de una pancarta, de una charla, de una manifestación o de una pintada en una pared. El cambio se tiene que buscar y encontrar fuera de las ciudades donde el espacio abandonado de los campos pueda ser reutilizado y aprovechado por cada uno de nosotros. Donde el tiempo de ocio no tenga que estar encadenado a canones comerciales y donde tú mismo puedas ser dueño de tu propia vida.

martes, 5 de mayo de 2009

Sudor y saliva



Sus vientres se estremecían y estaban empapados de sudor y saliva. El la penetraba con anhelo mientras miraba sus ojos. Ella recibía sus penetraciones con ansia mientras le tocaba la cabeza y le besaba los labios. Eyacul
ó sobre su vientre mientras aguantaba la respiración; el corazón le latía con fuerza. Le palpitaba la barriga. Se desvanecieron en la mañana, en el suelo de aquella habitación.

sábado, 2 de mayo de 2009

Los nahab

Los nahab están como muertos, se les ha escapado el alma del pecho. Los nahab no saben nada de nada, no pueden clavar un pez con una lanza, ni acertar con un dardo a un mono, ni trepar a un árbol. No andan vestidos de aire y luz como nosotros, sino que usan ropas hediondas. No se bañan en el río, no conocen las reglas de la decencia o la cortesía, no comparten su casa, su comida, sus hijos o sus mujeres.
Tienen los huesos blandos y basta un pequeño garrotazo para partirles el cráneo. Matan animales y no se los comen, los dejan tirados para que se pudran. Por donde pasan dejan un rastro de basura y veneno, incluso en el agua. Los nahab son tan locos que pretenden llevarse las piedras del suelo, la arena de los ríos y los árboles del bosque. Algunos quieren la tierra. Les decimos que la selva no se puede cargar a la espalda como un tapir muerto, pero no escuchan. Nos hablan de sus dioses y no quieren escuchar a los nuestros.