martes, 24 de noviembre de 2009

Podrás

Podrás destriparle y seccionarle. Podrás grabarle, fotografiarle, estudiarle. Podrás aprovecharte de él y explotarle. Podrás jugar a ser dios y creerte dueño de su propia vida. Pero nunca comprenderás su sentir, sus emociones. Su palpitar. Nunca podrás entender a otro ser vivo no-humano porque estás muerto aunque sigas vivo.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Calor humano

La sentía absolutamente tensa, tenía los parpados cerrados y permanecía expectante sin moverse. Vio que abría los ojos, que le sonreía. Se desprendió de sus ropas y la ayudo para que se quitara las suyas. Delicadamente la empujó hacia atrás y empezó a acariciarla con los labios, comenzando por la punta de sus senos. Al poco su repiración se hizo entrecortada. Gemía de placer mientras él la acariciaba por todo el cuerpo. Empezó a experimentar escalofríos cada vez mas violentos.
Ella le miró con ojos dilatados, oscuros. Apartó la cabeza. Él la obligo a echarse y volvió a besarla en los labios, en la garganta, en los senos. Después continuo más abajo, cada vez más abajo; todo su cuerpo se estremeció, se levantó un poco y lanzó un grito. La exploró tiernamente con la lengua, con los labios. Comenzó a moverse contra él, con gritos, con movimientos compulsivos de la cadera. Se tendió hacia él, estaba fuera de sí. Ella le deseaba, le guiaba, ansiaba ser penetrada.
Cuando estubo dentro de ella, le hubiera gustado prolongar aquel momento, pero cada uno de sus movimientos les llevaba al borde del paroxismo. Sus cuerpos relucían de sudor a la luz vacilante de la lámpara. El ritmo de vida se precipitaba. Una contracción incontrolada, casi inesperada, les condujo al orgasmo. Durante un instante se quedaron como suspendidos, como si intentasen convertirse en un solo cuerpo, antes de derrumbarse exhaustos.
Se quedaron inmóviles, tratando de recuperar el aliento.


El Clan del Oso Cavernario - (Los hijos de la tierra)