domingo, 17 de enero de 2010

La tensión anarquista


Por lo tanto cuando estos señores nos dicen: "Sois utópicos, vosotros los anarquistas sois ilusos, vuestra utopía no se puede realizar", nosotros debemos decir: "Sí, es verdad, el anarquismo es una tensión, no una realización, no es un intento concreto de realizar la anarquía mañana por la mañana". Sin embargo también debemos poder decir: pero vosotros, muy estimados señores demócratas que estáis en el gobierno, que nos reguláis la vida, que pretendéis entrar en nuestras ideas, en nuestros cerebros, que nos gobernáis por medio de la opinión cotidiana que construís en los periódicos, en la universidad, en las escuelas, etc., vosotros, señores, ¿qué habéis realizado? ¿Es un mundo digno de ser vivido? ¿O bien un mundo de muerte, un mundo en el que la vida es un suceso allanado, falto de calidad, sin significado, un mundo en el que se llega a una cierta edad, en la antesala de la jubilación, y nos preguntamos: "¿Pero qué he hecho de mi vida? ¿Qué sentido ha tenido vivir todos estos años?".

He aquí lo que habéis realizado, aquí vuestra democracia, vuestro concepto de pueblo. Estáis gobernando un pueblo, ¿pero qué quiere decir pueblo? ¿El pueblo qué es? Es quizá la pequeña parte, ni siquiera tan consistente, que va a las votaciones, a las elecciones, que vota por vosotros, que nombra una minoría, la cual nombra después otra minoría aún más pequeña que la primera y que nos gobierna en nombre de las leyes. Pero estas leyes, ¿qué son, si no expresión de los intereses de una pequeña minoría específicamente dirigida a lograr en primer lugar sus propias perspectivas de enriquecimiento, de reforzamiento del poder y este tipo de cosas?
Estáis gobernando en nombre de un poder, de una fuerza que ¿de qué os viene? De un concepto abstracto, habéis realizado una estructura que pensáis puede ser mejorada... ¿mas cómo, de qué manera se ha mejorado en la historia? ¿En qué condición vivimos hoy si no en una condición precisamente de muerte, de aplastamiento de la calidad? Esta es la crítica que debemos devolver contra los sostenedores de la democracia. Si nosotros anarquistas somos utópicos, lo somos como una tensión hacia la calidad; si los demócratas son utópicos, lo son como una reducción hacia la cantidad. Y a la reducción, al apergaminamiento vivido en el ámbito de un dimensión del mínimo daño posible para ellos y del máximo daño verificable para la gran cantidad de personas que resultan explotadas, a esta realidad miserable, nosotros contraponemos nuestra utopía que al menos es una utopía de la calidad, una tensión hacia un futuro diferente, radicalmente diferente del que vivimos ahora.


Alfredo M. Bonanno

martes, 22 de diciembre de 2009

Saliva


Lame. Relame. Que resbale la saliva entre la comisura de los lábios. Rózame, coje la mano, el tacto. Que quiero sentir, quiero sentirme. Palpitación en la lengua. Fluidos en las tripas, llenas de ardor, de frenesí. Aprieta fuerte cuando abraces que vomito. Que hecho las vísceras y lo pongo todo perdido. ¿Lo hueles? Escucha los latidos.

martes, 15 de diciembre de 2009

Dinero


Sumiso al poder de un papel.
Papel con capacidad, de destruir la amistad.
Muerte, sangre. Guerras de intereses.
Muerte, sangre. Guerras de intereses.

Mueven al maldito dinero!

No hay reglas en su juego,
solo con tocarlo quema como el fuego.
Odio y avaricia. Rencor y codicia.
Odio y avaricia. Rencor y codicia.

Mueven al maldito dinero!

martes, 24 de noviembre de 2009

Podrás

Podrás destriparle y seccionarle. Podrás grabarle, fotografiarle, estudiarle. Podrás aprovecharte de él y explotarle. Podrás jugar a ser dios y creerte dueño de su propia vida. Pero nunca comprenderás su sentir, sus emociones. Su palpitar. Nunca podrás entender a otro ser vivo no-humano porque estás muerto aunque sigas vivo.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Calor humano

La sentía absolutamente tensa, tenía los parpados cerrados y permanecía expectante sin moverse. Vio que abría los ojos, que le sonreía. Se desprendió de sus ropas y la ayudo para que se quitara las suyas. Delicadamente la empujó hacia atrás y empezó a acariciarla con los labios, comenzando por la punta de sus senos. Al poco su repiración se hizo entrecortada. Gemía de placer mientras él la acariciaba por todo el cuerpo. Empezó a experimentar escalofríos cada vez mas violentos.
Ella le miró con ojos dilatados, oscuros. Apartó la cabeza. Él la obligo a echarse y volvió a besarla en los labios, en la garganta, en los senos. Después continuo más abajo, cada vez más abajo; todo su cuerpo se estremeció, se levantó un poco y lanzó un grito. La exploró tiernamente con la lengua, con los labios. Comenzó a moverse contra él, con gritos, con movimientos compulsivos de la cadera. Se tendió hacia él, estaba fuera de sí. Ella le deseaba, le guiaba, ansiaba ser penetrada.
Cuando estubo dentro de ella, le hubiera gustado prolongar aquel momento, pero cada uno de sus movimientos les llevaba al borde del paroxismo. Sus cuerpos relucían de sudor a la luz vacilante de la lámpara. El ritmo de vida se precipitaba. Una contracción incontrolada, casi inesperada, les condujo al orgasmo. Durante un instante se quedaron como suspendidos, como si intentasen convertirse en un solo cuerpo, antes de derrumbarse exhaustos.
Se quedaron inmóviles, tratando de recuperar el aliento.


El Clan del Oso Cavernario - (Los hijos de la tierra)