viernes, 27 de mayo de 2011

Cuidándolos


Hay razones prácticas por las que uno podría decidir no tener hijxs. Como padre te diré que lxs hijxs son difíciles de criar, pierdes movilidad y libertad de hacer lo que te de la gana, pero hay más, también pierdes el juicio. Al tener hijxs experimentas algo parecido a la muerte ya que tanto a la vida cómo a la muerte se llega por la misma puerta, la recién nacida viene de lo desconocido, el muerto va hacia lo desconocido, extremos que se tocan. Cuando nace tu primer hijx no es extraño sentirse tan perdido y confuso como si hubiese muerto alguien a quién querías, de hecho eso es exactamente lo que ha ocurrido, tú, has muerto.

El niño pequeño es un tornado que entra en tu vida y sistemáticamente destruye la mayoría sino todas las bases de tus esquemas mentales y emocionales, se carga tus deseos, tus hábitos, tus necesidades, tu manera de hacer las cosas y tu paciencia. Es una dosis de irracionalidad ininterrumpida que llega justo cuando menos creías que algo así pudiese existir. Es una enorme cantidad de caos y comportamiento visceral contenido en un pequeño cuerpo humano, todo instinto, sin tiempo para la razón ni espacio para la negociación. Se dice que los recién nacidos llegan al mundo sin contaminar y creo que es cierto: son humanos no domesticados, naturalmente salvajes, y de ninguna manera van a engranar en la máquina si se mantienen así. Es por ello que a lxs padres/madres el sistema nos coacciona para que enjaulemos, aterroricemos, torturemos y envenenemos a nuestrxs hijxs, única manera de que entren en el molde, bajo amenaza de estar arruinándoles la vida si no lo hacemos o, directamente, bajo amenaza de que en caso de no colaborar con el sistema en ese sentido, nos los quiten.

Una vez el niño ha nacido llega la hora de cuidarle en todos los sentidos, una tarea enorme que
le dará a esta nueva persona puntos de referencia para todo en su vida, desde su personalidad hasta sus emociones, valores, y relaciones con los demás. Los humanos hemos cuidado de nuestros pequeños desde el principio de los tiempos, la manera en que lo hemos hecho va más allá de toda cultura y tiene rasgos universalmente comunes en todo el planeta en lo que respecta a como nos ocupamos de las principales necesidades de los bebés humanos tales como proveer alimento, seguridad, protección y amor. Grandes cambios en la manera en que lxs madres/padres cuidan a sus hijos han sido introducidos por la fuerza desde la revolución industrial, estos cambios afectan a todas las partes importantes y fundamentales de la vida y nos empujan hacia la domesticación pero sin embargo chocan frontalmente con nuestros más básicos instintos naturales. Este choque entre maneras naturales y maneras artificiales de vivir la crianza se traduce en madres/padres e hijxs estirando desde diferentes extremos de la cuerda, lxs padres/madres estiran hacia la domesticación porque es hacia donde el sistema y la sociedad industrial les empuja con fuerza, lxs hijxs estiran hacia una relación instintiva, natural y profunda con sus madres/padres porque es por donde sus instintos naturales les llevan. El resultado de este choque rápidamente evoluciona en una guerra entre padres/madres e hijos, y como en cualquier guerra solo hay una premisa: destruir o ser destruido.

Para madres/padres que estén buscando un aliadx, el sistema provee expertxs en domesticación, técnicas y argumentos para usarlas. Incluso más importante, la sociedad tecnoindustrial ofrece apoyo moral que actúa como recordatorio constante de lo que es correcto, de esta manera los padres/madres nunca osarán dejar su lucha contra sus hijxs por no defraudar a la sociedad que les rodea. Una madre/padres raramente se encontrará sola cuando intente domesticar a su hijx, a los ojos de la sociedad la niña siempre se equivoca. Por otra parte una madre/padre que escuche los deseos salvajes de su hijx no tendrá ningún tipo de apoyo moral/social y la sociedad se referirá a ella como un padre/madre débil e irresponsable que está malcriando y arruinando la vida de su
hijx. Para la madre que domestica y en caso de que su hijx se resista demasiado o por demasiado tiempo el tecnosistema y la sociedad proveerán medicación psiquiátrica para el niño, argumentos a favor de la misma e impunidad legal sobre las consecuencias de su uso (ver www.ritalindeath.com para más información).

Unx no obedece ni acata órdenes de manera espontánea, estamos hechos para hacer, pensar y decidir por nosotrxs mismxs, idóneamente dentro de una comunidad pequeña a la que estemos profundamente vinculados a todos los niveles importantes. Para que un ser humano obedezca por sistema hay que romper su voluntad, y para que esto ocurra hay que hacerlo a bien temprana edad, idóneamente cuando se está formando la persona. Bien es sabido entre los domadores de mamíferos que la domesticación de un ejemplar adulto es muy dificultosa, a veces imposible, y en cambio la de un bebé es mucho más plausible. La especie humana no es diferente en ese sentido.

La lista de acusaciones contra el tecnosistema en lo que respecta a la crianza sería demasiado larga como para incluirla en este artículo, a modo de ejemplo nombraremos tan solo un objeto tan cotidiano y aceptado en la sociedad tecnoindustrial que ha llegado a parecer algo totalmente natural, la cuna. Las sociedades ajenas al tecnosistema no tienen, y no porqué sea difícil de construir o concebir ¿Qué es lo primero de lo que te das cuenta en una cuna? Parece una jaula. No importa cuán tierna y dulcemente estén pintados los barrotes, siguen siendo barrotes y están puestos verticalmente con un solo propósito, impedir que el preso escape. Si no fuese por los barrotes, o si estos estuviesen puestos horizontalmente, tu hijx dejaría la cuna y se acercaría a ti. El propósito fundamental de la cuna es separarte de tu hijx para contribuir a romper el nexo madre/padre-hijo y crear así frustración en ambxs, sustrato excelente para que germine la obediencia. Así que cuando llore con sus brazos tratando de alcanzarte a través de la jaula rogándote que lo tengas en brazos, cuando llore sin entender porqué está encerrado ni que es más importante para papá/mamá que su propio hijx puedes proceder a enseñarle su primera lección sobre civilización moderna e hipocresía y decirle dulcemente “cariño, es por tu seguridad”.

Como no podía ser de otra forma, la propuesta para deshacernos de lo salvaje que traen nuestrxs hijxs es un método científicamente diseñado de coerción que se debe seguir cuidadosamente. Estos métodos son muy similares a los que se usan en un zoo, una granja industrial o una celda de castigo: se aísla al individuo y se toma el control sobre todas sus necesidades hasta que consigues doblegar su voluntad. Tomas todas las decisiones por él, decides cuando come, dónde come, que come y cómo lo come, lo mismo se aplica al sueño, la seguridad, el amor, la diversión, la mierda... y nunca prestas atención a lo que el sujeto tiene que decir. Esto hace de la crianza algo violento, ya sea psicológica o físicamente. La violencia es una parte de la naturaleza, eso ya lo sabemos, pero madre/padre e hijo deberían estar siempre luchando en el mismo bando en lugar de luchar la una contra la otra como lxs expertxs pretenden. El bebé es el que más puntos tiene de perder esta batalla ya que confía en el padre/madre, es más débil, más pequeñx y tiene menos experiencia, pero incluso estando en obvia inferioridad está dispuestx a librar una enorme batalla, lxs bebés humanos son un gran ejemplo de perseverancia y deberían servirnos de recordatorio de lo que estamos hechos y de nuestra capacidad de lucha.

Una vez frustrados los instintos básicos más naturales del individuo el camino para frustrar todos los demás aspectos de su vida y sus deseos queda muy allanado. Irónicamente de todas estas tareas nos ocupamos inconscientemente lxs progenitorxs. Así, frustración forzada tras frustración forzada la niña acaba por no decidir absolutamente nada que afecte de manera importante a su vida, solo asuntos sumamente triviales, todas las decisiones relevantes las toma alguna autoridad por él.

Un punto innegociable para el sistema es que las familias deleguen la formación de sus hijxs en manos de “expertxs”. Se presupone que estos expertxs saben mejor que la mujer/padre que es lo que más le conviene al niño, y por supuesto la voz y voluntad de la niña no cuentan, aunque sea su vida de la que estamos hablando. Este no es un tema que ataña sólo a lo académico; la moral, la ética y los valores, junto con lo que en general se llama “comportamiento” (léase, saber obedecer) son puntos estratégicos que el tecnosistema tiene que conquistar para seguir desarrollándose, el nivel de estabilidad necesario para que todo funcione correctamente es tan elevado que se requiere uniformidad incluso en estos asuntos tan privados y personales como estos.

La frase que hemos citado al principio de este texto es totalmente cierta, el abusador de menores, al igual que el tecnosistema, siempre busca a la niña más perfectamente obediente, no al que piensa por sí mismx o al que tiene una fuerte autoestima. Su víctima ideal es aquel que dice sí a todo y acata sin rechistar y sin oponer resistencia, una persona tan repetidamente frustrada que se ha acostumbrado a obedecer y a no cuestionar nada, a no tener el control sobre su vida y que, de manera lógica, cuando crezca intentará transmitir esos mismos valores degenerados a su entorno.

Por nuestra parte todos lxs que somos madres y padres criadxs dentro de este circo tenemos mucho trabajo por hacer, la cantidad de egoísmo y respuestas autoritarias que se nos ha enseñado durante toda la vida salen a la luz cuando es la hora de decidir si tú y tu hijx hacéis lo que tú quieres o lo que él quiere. La inercia social te hace escoger casi siempre a favor de tus propios deseos, solo depende de ti cambiar el curso de la inercia social. Cuando pones tus deseos primero el niño rápidamente es vistx como alguien que no te deja hacer las cosas que tú quieres o de la manera que quieres hacerlas, los humanos no domesticados no ceden con facilidad, es simplemente la manera en la que estamos hechos. Este tipo de conflictos se pueden convertir en una guerra de trincheras o pueden ser usados por los padres/madres como una oportunidad para romper con la cultura impuesta por el tecnositema y descubrir así de que estamos hechxs realmente los humanos y como nos relacionamos lxs unxs con lxs otrxs, un viaje a lo desconocido (para nosotrxs gente civilizada) sin la necesidad de seguir patrones establecidos.
Antes de acabar queremos recordarte que tu hijx no es estúpidx. Puede que sea pequeñx, débil y esté necesitadx, pero no es estúpidx, y tú tampoco lo eres. Tu hijx, al igual que todo ser vivo incluido tu mismx, sabe muy bien cuando tiene hambre, sueño o necesita un abrazo. No necesita que le enseñen cuando/ como comer, dormir, querer o incluso cagar, ningún animal lo necesita. Es muy difícil, casi imposible, cuadrar los biorritmos de tu hijx con tu horario de trabajo porque según la naturaleza no se supone que tienes que estar al servicio del sistema tecnoindustrial, sino que tienes que estar cerca de tu hijx. El sistema te necesita en tu puesto de trabajo lejos de tu hijx principalmente para que no construyas una fuerte relación con ella, si eso pasase podríais acabar considerando el sistema una amenaza para vuestra familia, encontrando un estilo de vida alternativo mejor para vosotrxs y enviando los valores centrales del sistema a tomar viento. Y si mucha gente hiciese eso el mundo seguro sería un sitio mejor pero el sistema estaría en serio peligro. Es por ello que un padre/madre trabajadora es el icono más venerado de nuestra época y una madre/padre que se queda en casa es vistx como alguien sumamente débil. Porque el padre/madre trabajadora “no ha sacrificado su carrera” (ha sacrificado a su hijx), ha sido leal al sistema y, lo más importante, sus vidas continúan exactamente igual que antes de vivir un parto, algo totalmente incomprensible fuera de nuestra cultura.


Publicación ANTITECNOLOGÍA nº1
http://www.antitecnologia.acracia.net/

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