viernes, 23 de octubre de 2009

Los orígenes de la civilización

Durante la larga historia humana, no hace demasiado tiempo (algún día como hoy, unos 10.000 o 12.000 años atrás), por razones sobre las cuales sólo nos es posible especular (pero no conocer con certeza), un cambio comenzó a ocurrir en algunas agrupaciones de humanos. Estos humanos comenzaron a confiar menos en la Tierra como “creadora de vida”, y comenzaron a crear una distinción entre ell@s y la Tierra. Esta separación es la base de la civilización. No es realmente una cuestión física, a pesar de que la civilización presenta algunas manifestaciones físicas muy reales; sino es más una orientación, una tendencia, un paradigma. Se basa en el control y la dominación de la tierra y sus habitantes.
El principal mecanismo de control de la civilización es la domesticación. Consiste en dirigir, domesticar, reproducir y modificar la vida para el beneficio humano (normalmente de aquell@s que tienen el poder o se esfuerzan en obtenerlo). El proceso de domesticación comienza a cambiar costumbres como el llevar un modo de vida nómada, hacia una existencia más sedentaria y establecida, creando focos de poder, y constituyendo lo que más tarde se llamaría propiedad.

La domesticación crea una relación totalitaria con las plantas y l@s animales, y finalmente con otr@s human@s. Esta relación ve a otras formas de vida, incluyendo a la humana, como realidades al margen del domesticador/a, y constituye la racionalización para el sometimiento de mujeres y niñ@s y para la esclavitud. La domesticación es una colonización forzada de la vida no domesticada, que nos han conducido a las patológicas experiencias modernas del control absoluto de nuestras vidas, incluyendo sus estructuras genéticas.

El proceso de civilización se vuelve más refinado y efectivo a medida que pasa el tiempo. El capitalismo se convierte en su medio de acción, en el indicador del alcance de la dominación y la delimitación de qué debe ser aún conquistado. Todo el planeta es cartografiado y las tierras son cercadas. La nación-estado se convierte eventualmente en el grupo social pensante y de aquí en adelante fijará los valores y objetivos de un gran número de personas, por supuesto, para beneficio de aquell@s que tienen el poder. La propaganda derivada del Estado, en el presente, comienza a reemplazar algunas (aunque no muchas) de las fuerzas brutas con una benevolencia superficial y la divulgación de conceptos como ciudadanía y democracia. Como un amanecer de la modernidad que se avecina, las cosas comienzan en efecto a torcerse.


T.H.U.G. (Tree Huggin’ Urban Guerrillas)

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